En el contexto de los tratamientos acaricidas, es frecuente que los apicultores confíen en los consejos de otros apicultores a la hora de seleccionar los productos y los métodos de aplicación. Sin embargo, es igualmente frecuente observar variaciones en los resultados de protocolos con tratamientos idénticos [1]. ¿Cómo puede explicarse esta discrepancia?
La gama de acaricidas registrados para controlar Varroa destructor es relativamente limitada y existen diferencias significativas entre estos productos. Por ejemplo, si tenemos en cuenta el origen del ingrediente activo [2], podríamos clasificarlo de la siguiente manera:
La farmacocinética de estos tratamientos, que describe cómo se absorbe, distribuye y elimina un fármaco en la colonia, también desempeña un papel crucial. Las fases de distribución y eliminación definen la clasificación como tratamiento prolongado o flash.
Según este proceso, pueden distinguirse dos grupos de tratamientos de control de la varroosis:
Hasta ahora, la mayoría de los tratamientos rápidos se basaban en el contacto con ácidos orgánicos como el ácido oxálico o el ácido fórmico. ®Sin embargo, en algunos países se dispone ya de tratamientos de acción rápida a base de amitraz (por ejemplo, Amiflex ). Cada método tiene su aplicación óptima, así como ventajas e inconvenientes específicos que los apicultores deben conocer [6-7].
Aunque todos los tratamientos son más eficaces con cantidades menores de cría, esto es especialmente importante en el caso de determinados tratamientos inmediatos. Por ejemplo, el ácido oxálico debe utilizarse durante los periodos sin cría, como las rupturas naturales de cría en invierno, la división de colonias o cuando el apicultor ha forzado una parada de cría como parte de un programa de gestión integrada de plagas (GIP) (por ejemplo, enjaulando a la reina) [8-9]. La ausencia de cría es un requisito previo para que el ácido oxálico alcance la eficacia deseada. En cambio, el amitraz puede alcanzar una eficacia elevada incluso en presencia de cría (siempre que las tiras se dejen en la colonia el tiempo suficiente), lo que lo convierte en una opción más versátil para los apicultores.
En países como Italia y Francia, es práctica común confinar a la reina (enjaulado o anillado) durante un periodo de 24 a 28 días. Tras este periodo, la ausencia de cría permite la aplicación de ácido oxálico, que ha demostrado ser muy eficaz en estas condiciones específicas [7, 10]. Este método no sólo es eficaz, sino que también garantiza la ausencia de contaminantes residuales en la cera, lo que lo hace adecuado para la producción ecológica/natural [6]. Sin embargo, no se recomienda enjaular a las reinas durante los meses de primavera debido al riesgo de enjambrazón y a la posibilidad de que grandes flujos de néctar obstruyan los marcos de cría. Por lo tanto, la combinación de enjaulado de reinas y tratamiento con ácido oxálico es mejor durante los meses de verano o a principios de otoño [9].
En las regiones cálidas con veranos secos, como la cuenca mediterránea o California, se produce un descenso natural de la puesta de huevos debido al cese de la floración. Es el momento ideal para aplicar tratamientos de acción rápida. Además, estos tratamientos también pueden utilizarse eficazmente en primavera en enjambres recién establecidos, aprovechando la ausencia de cría durante la fase de renovación de la reina o antes del inicio de sus actividades de puesta de huevos [6, 8].
Los tratamientos de liberación lenta son más eficaces en condiciones caracterizadas por bajos niveles de cría; sin embargo, su acción prolongada significa que pueden aplicarse incluso cuando la reducción de cría no es posible , como durante los meses de otoño. Estos tratamientos se dirigen a los ácaros Varroa que emergen al mismo tiempo que las abejas a lo largo de varios ciclos de cría, maximizando su impacto global sobre la población de ácaros en la colmena [7-8]. Sin embargo, el contacto prolongado con los marcos de cría aumenta el riesgo de dejar residuos químicos en la cera, un problema que varía en función del tratamiento específico utilizado [6].
La aplicación de estos métodos terapéuticos requiere una inversión mínima de tiempo. La principal tarea de mantenimiento consiste en raspar las superficies de las tiras de tratamiento cuando están cubiertas de propóleo, para evitar que la resina interfiera en la liberación del principio activo. Para una eficacia óptima, es esencial que la colmena esté suficientemente poblada; si las abejas no se mueven lo suficiente e interactúan con las tiras de tratamiento, la eficacia del tratamiento puede verse comprometida ya que la distribución del medicamento no es adecuada [9].
Aunque los tratamientos sintéticos, como el amitraz, han demostrado ser muy eficaces en el tratamiento de la varroosis, es crucial utilizar estos compuestos con criterio y respetando el resumen de las características del producto (ficha técnica) para minimizar el desarrollo de resistencias y prolongar la eficacia de estos tratamientos [6, 10].
Los tratamientos flash como Amiflex pueden ser una herramienta valiosa para reducir rápidamente las poblaciones de Varroa. Estos tratamientos ofrecen resultados rápidos y eficaces, por lo que son especialmente útiles en situaciones en las que se requiere una acción inmediata. Sin embargo, es importante reconocer que los tratamientos flash y los tratamientos convencionales de lliberación mantenida tienen cada uno su propia función y ventajas. Combinando estratégicamente estos métodos a lo largo de la temporada apícola, se pueden optimizar los esfuerzos para controlar los ácaros. Los tratamientos flash pueden utilizarse antes, entre o después del flujo de miel para reducir rápidamente los niveles de ácaros, mientras que los tratamientos convencionales pueden ofrecer una protección sostenida durante periodos más largos (especialmente como tratamiento de final de temporada). La integración de ambos enfoques permite a los apicultores hacer frente a diferentes niveles de infestación y condiciones ambientales, garantizando una gestión completa de la varroosis.
Además, el mantenimiento de una salud óptima de las colmenas requiere el desarrollo y la aplicación de una estrategia de gestión global a lo largo de toda la temporada. Se recomienda encarecidamente a los apicultores que consulten a los veterinarios, sobre todo si no están seguros de la eficacia, el momento, la selección o los métodos de aplicación de los tratamientos [11-12]. Un conocimiento profundo de las diferencias entre las distintas intervenciones terapéuticas no sólo mejorará las prácticas de gestión sanitaria de los apicultores, sino que también aumentará la confianza en sus estrategias de tratamiento [13-14].
La aplicación con rigor de las mejores prácticas de gestión, incluyendo una nutrición adecuada, la prevención de enfermedades y protocolos estratégicos de tratamiento, es primordial para mantener el vigor y la productividad de las colonias [11, 15]. Además, para adaptarse a los retos dinámicos a los que se enfrentan las poblaciones de abejas melíferas es esencial mantenerse al día de los últimos resultados de la investigación y de la evolución de las técnicas de gestión [12, 14].
Adoptando un enfoque holístico de la gestión de las colmenas, que integre los conocimientos científicos y la experiencia práctica, los apicultores pueden contribuir significativamente a la salud y la sostenibilidad a largo plazo de sus colonias, apoyando tanto los intereses apícolas como los servicios ecosistémicos más amplios [13, 15].
Referencias:
Tabla de contenidos El implacable ascenso de las infestaciones del ácaro Varroa destructor en las colonias de abejas melíferas es una preocupación global, impulsando una carrera hacia nuevas intervenciones farmacéuticas.1
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