por Juan Molina Como dice el refrán, «un ejemplo práctico vale más que mil palabras». Con esto en mente, hemos comenzado a colaborar con veterinarios para compartir casos clínicos que han encontrado durante visitas a colmenares. Como verán en este segundo caso clínico, el Dr. Juan Molina compartirá una instancia de España que involucra importantes pérdidas de colmenas debido a la falta de recursos.
A principios de mayo, un apicultor de Galicia informó de numerosas muertes de abejas en sus colmenares al veterinario de la Asociación, especialmente en dos apiarios de montaña diferentes, ubicados a kilómetros de distancia. A pesar de las condiciones climáticas desfavorables, se organizó una visita a los apiarios dentro de las siguientes 72 horas. El apicultor sospechaba envenenamiento de las colmenas, especialmente en las colmenas más potentes, debido a una disputa en el asentamiento.
El apiario está situado en una zona montañosa suave, rodeado de árboles de eucalipto, plantaciones de patatas, campos en barbecho, arbustos bajos y campos de colza que aún no han florecido. Aunque la vegetación es exuberante, hay escasez de flores y numerosos charcos. Protegido de los vientos predominantes del noroeste, el apiario enfrenta desafíos con los canales de inundación, lo que llega a dificultar el acceso durante las fuertes lluvias.
Durante la visita, se consiguió cruzar un arroyo, gracias a que el segundo arroyo había sido restaurado por maquinaria municipal. La región experimenta una alta humedad, especialmente durante las temporadas de lluvia de invierno y primavera, con una precipitación un 19% por encima del promedio durante los últimos cinco meses según el Instituto Meteorológico Español.
Desde mediados de febrero, el apicultor ha estado proporcionando alimentación estimulante, ofreciendo 1000 mL de jarabe de sacarosa casero complementado con un complejo vitamínico a razón de 3 ml por colmena, dos veces al mes en alimentadores. El último tratamiento contra la varroa, utilizando tiras de amitraz, se administró en noviembre. Durante las visitas de principios de primavera, el apicultor retiró las colmenas severamente despobladas y muertas.
La visita más reciente a principios de abril no observó varroa, aunque no se evaluó la parasitación en las abejas nodrizas. El apicultor señala que muchas reinas tenían un año, ya que fueron creadas a partir de núcleos ciegos en la temporada anterior. Los colmenares son estantes, permaneciendo en el mismo lugar durante todo el año. Los alimentadores que ya estaban vacíos fueron retirados.
Las colmenas tipo Langstroth mostraban signos de envejecimiento, lo que sugiere que podrían precisar un mantenimiento adecuado y una protección con aceites naturales. Posicionadas sobre ladrillos de cemento a unos 25 cm sobre el suelo, están acompañadas de otros pequeños apiarios cerca de huertos y viviendas. A pesar de la ausencia de signos de depredación o ataques de Vespa velutina, la actividad en el apiario fue mínima debido al clima fresco y lluvioso. No había manchas de diarrea en las colmenas.
La inspección de la colmena reveló una mortalidad moderada entre los zánganos y las larvas. Aunque no había hormigas presentes alrededor de los cadáveres, la falta de actividad en la entrada de la colmena requería una investigación adicional. Al abrir las cajas, se observaron abejas muertas con la cabeza dentro de las celdas, cría operculada con opérculos agujereados y celdas canibalizadas.
Aunque la reina estaba presente, no era evidente la puesta de huevos reciente. Los cuadros carecían de peso y de halos de polen o miel, con cuadros laterales que contenían miel operculada endurecida del año anterior. El fondo de la colmena albergaba larvas muertas, restos de cuerpos y restos de cera, sin signos de infestaciones de polillas. Las celdas vacías no revelaban escamas ni larvas momificadas, ni había olor putrefacto.
A pesar de que las colmenas colapsadas no mostraban signos de pillaje, la actividad general en el apiario era baja. Las abejas vivas exhibían un aspecto desnutrido, con abdómenes acortados y alas plegadas que sobresalían del abdomen. La cría tenía un aspecto muy seco, con falta de jalea real.
Se tomó una pequeña muestra de abejas vivas para el laboratorio. No se tomaron muestras de abejas muertas porque el intervalo de tiempo entre la muerte y las pruebas dificultaba la detección de ácidos nucleicos.
El diagnóstico diferencial incluyó:
Las muestras tomadas para pruebas de laboratorio, incluida la microscopía óptica para Nosema spp., arrojaron resultados negativos para microsporidios, con una baja tasa de infección, insuficiente para explicar la mortalidad. La determinación de proteínas totales (vitelogenina) en la hemolinfa no se ofrecía rutinariamente por el laboratorio.
Se discutió la malnutrición con el apicultor, quien reconoció la dificultad para acceder al apiario debido al crecimiento de un arroyo. El apicultor había esperado que la floración de la colza reabasteciera las reservas de la colmena, pero la lluvia intensa e inesperada comprometió su plan.
Se aconsejó al apicultor que proporcionara inmediatamente alimentos calóricos sólidos para prevenir muertes inducidas por el frío. Se desaconsejó la reestimulación debido a las reservas de abejas agotadas. Se recomendó ofrecer tortas proteicas a base de polen con un 10% de proteínas como medida de emergencia para mantener las colmenas hasta que estuvieran disponibles los suministros de néctar y polen. Si persisten los problemas de acceso, se debería evaluar la idoneidad del lugar del asentamiento.
Se recomienda monitorear la entrada de polen, asegurando fuentes de polen diversas1 y proporcionando proteínas suplementarias si fuese necesario. También es importante enfatizar el riesgo de dependencia de la colmena a la alimentación suplementaria y destacar la necesidad de una suplementación continua durante la falta de floración o el clima adverso.
La alimentación estimulante debe ser gradual, idealmente 500 ml por semana, con una posterior suplementación de polen o proteínas. El apicultor debe mantenerse informado sobre las previsiones meteorológicas y las variedades de cultivos para anticipar escaseces. El monitoreo de la varroa y las medidas de control de plagas son esenciales durante toda la campaña.
Un seguimiento telefónico reveló la decisión del apicultor de mantener las colmenas en su lugar, anticipando la floración de la colza a pesar de los retrasos causados por el frío y la falta de luz.
La malnutrición, aunque más común en invierno, sigue siendo un riesgo en primavera debido a las condiciones fluctuantes. La región de Galicia, conocida por sus 1.200 mm de lluvia anual, experimentó un invierno más suave y húmedo en 2023-2024.
La negligencia en la nutrición de las colmenas subraya la responsabilidad del apicultor en la salud de la colonia y las consecuencias económicas de la negligencia. Anticipar y gestionar las necesidades nutricionales es esencial para la salud y el éxito del apiario.
por Juan Molina 
por Juan Molina 
1Al menos 15 o 20 abejas con polen corbicular por minuto al mediodía, con la colmena en máxima actividad. Al menos 4-5 colores diferentes de polen. Si solo hay un color predominante, será recomendable hacer un aporte complementario basado en una torta proteica.
Referencias :
-https://www.campogalego.es/aga-avisa-de-mortandad-de-las-colmenas-por-hambre/
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