Este caso clínico, cuyo autor es Carlos Marín, licenciado en veterinaria que empezó a especializarse en sanidad y producción apícola en 1999, explora los retos de la gestión de las infestaciones de Varroa destructor en colonias de abeja negra ibérica en un colmenar comercial del norte de España.
Desde que comenzó su especialización, Carlos Marín ha trabajado como asesor técnico de campo para diversas asociaciones apícolas. También ha dirigido programas de formación de apicultores por toda España, centrados en el desarrollo profesional del sector y en la mejora de la rentabilidad de las explotaciones apícolas. En la actualidad, continúa su labor de asesoramiento, supervisando la gestión técnica y las prácticas de una empresa apícola.
El estudio subraya la importancia de la vigilancia periódica y la complejidad de la interpretación de los datos de infestación debido a la interacción dinámica entre la demografía de las colonias de abejas y las poblaciones de ácaros.
Durante los meses de agosto y septiembre de 2024 se controlaron dos colmenares, lo que reveló un aumento espectacular de los niveles de infestación por Varroa en un corto periodo de tiempo. El índice de parasitación de abejas corregido (CBPI) se multiplicó casi por diez en dos meses, pasando de niveles inicialmente aceptables a una infestación grave.
Este rápido cambio se atribuyó a cambios en las condiciones de las colonias, sobre todo en la proporción abeja/cría, más que a un simple aumento de las poblaciones de ácaros. Los resultados subrayan la importancia de una vigilancia frecuente y contextualizada y de intervenciones oportunas en la gestión de la varroasis. El caso también pone de relieve las limitaciones de los actuales modelos de predicción y subraya la necesidad de tener en cuenta tanto los niveles de ácaros como las condiciones de las colonias a la hora de decidir las estrategias de tratamiento.
En los últimos años, los apiarios se han enfrentado a importantes descensos en la producción de miel, lo que plantea graves problemas económicos a los apicultores. Estos problemas se derivan de múltiples factores ambientales (por ejemplo, el cambio climático, la reducción del hábitat y los desajustes fenológicos) y sanitarios, siendo la varroosis la principal preocupación en la gestión de los colmenares.
La estrategia óptima para la gestión de Varroa destructor pasa por una intervención proactiva y oportuna. Sin embargo, en la práctica, muchos apicultores se enfrentan a retos como:
Los retrasos en el tratamiento suelen provocar problemas sanitarios crónicos que comprometen la productividad de las colonias y su viabilidad económica, sobre todo en las explotaciones apícolas a gran escala o transhumantes.
Para hacer frente a estos retos, es preciso establecer protocolos de muestreo eficaces y viables. Una vez recogidos los datos, el análisis debe tener en cuenta la naturaleza dinámica tanto de las poblaciones de ácaros como de la demografía de las colonias de abejas, por ejemplo:
Por lo tanto, cuando se realizan muestreos para evaluar estos índices, es crucial evaluar las poblaciones actuales de adultos y cría, así como su crecimiento potencial. Este enfoque global es esencial para interpretar con precisión los valores muestrales obtenidos.
Este caso clínico procede de un colmenar comercial del norte de España donde se realizan muestreos periódicos de las colonias para controlar los niveles de infestación parasitaria y determinar si es necesario un tratamiento inmediato.
En este colmenar, las colmenas están agrupadas en grupos de 40 colonias. El apicultor de Asturias, donde se encuentra esta explotación, supervisa más de 600 colmenas (40 por emplazamiento) de un total de 5000-7000 colmenas repartidas por varios lugares. Las inspecciones periódicas consisten en examinar el 20% de cada colmenar (8 colmenas), comprobar su aspecto general y buscar signos clínicos de enfermedades. Se registran los siguientes parámetros:
El índice de parasitación en abejas adultas (VAR en las tablas siguientes), medido mediante la prueba de CO₂ en una muestra volumétrica de 300 abejas.
El índice de parasitación se ajusta posteriormente, reconociendo que aproximadamente el 20% de los ácaros Varroa no se desprenden por este método. De este modo, el índice de parasitación corregido de las abejas (CBPI) se determina mediante la siguiente fórmula:
Los datos se recogen sistemáticamente de las mismas colmenas (debidamente identificadas) para poder evaluar su evolución a lo largo del tiempo.
El 9 de agosto de 2024, tras el periodo de flujo de miel y en preparación para el otoño, se recogieron los siguientes datos en dos de los colmenares de la explotación:
Los niveles de infestación por varroa parecían óptimos para la temporada, con colonias que mostraban una vitalidad robusta y sin signos patológicos observables ni en la críani en las abejas adultas. Las colonias habían alcanzado su máximo de vigor y sólo se esperaba un crecimiento moderado durante el próximo periodo de floración de la hiedra, entre septiembre y octubre. Dada esta condición estable, el apicultor optó por retrasar el tratamiento acaricida hasta que se produjera una reducción significativa de la cría, prevista hacia mediados de octubre. Durante el mes siguiente, la actividad en el campo siguió siendo limitada, y las colonias mostraron una cría reducida.
El 29 de septiembre se volvieron a examinar las colonias. Aunque el estado general y la densidad de abejas seguían siendo buenos, las colonias no mostraban una elevada actividad reproductiva a pesar de la floración de la hiedra. Algunas colonias presentaban síntomas de infección vírica en abejas individuales, concretamente el virus de las alas deformadas (VAD). Se registraron los siguientes resultados :
El índice CBPI experimentó un aumento espectacular, multiplicándose por diez en un plazo de menos de dos meses. Aunque la población total de Varroa no podría haberse multiplicado por diez en ese tiempo, los cambios en las condiciones de las colonias, sobre todo en la proporción de abejas por cría, hicieron que los niveles aparentes de parásitos fueran alarmantemente altos en un periodo muy corto.
Diagnóstico:
Las colonias son diagnosticadas de varroosis grave, como demuestra el aumento significativo del índice de parasitación por Varroa (CBPI), acompañado de síntomas emergentes de infecciones víricas como el virus de las alas deformadas (DWV). La rápida escalada de los niveles de infestación, influida por los cambios en las condiciones de las colonias, subraya la necesidad urgente de intervenir.
Estrategia de tratamiento:
En esta fase, las crías muy infestadas son incapaces de producir un número suficiente de abejas sanas para mantener la colonia durante el invierno. La prioridad ahora es reducir la carga de Varroa antes de que se produzca una grave reducción de la cría a finales de otoño y principios de invierno. Retrasar el tratamiento hasta la reducción de cría, aunque mejora la eficacia del tratamiento, corre el riesgo de comprometer aún más la salud de la colonia y agravar los daños causados por Varroa destructor y las infecciones virales asociadas (por ejemplo, el virus de las alas deformadas – DWV). Esto reduciría significativamente las posibilidades de que las colonias pasaran el invierno con éxito.
Para hacer frente a la situación actual, se recomienda la siguiente estrategia:
– Los tratamientos actuales suelen alcanzar una eficacia del 80-90% cuando se aplican en presencia de cría, como ocurre en este caso. Sin embargo, es probable que un solo tratamiento no reduzca la infestación a niveles aceptables para la próxima temporada.
– Se recomienda un segundo tratamiento cuando los niveles de cría disminuyan a cantidades residuales.
– El objetivo del segundo tratamiento es reducir la infestación por Varroa a niveles inferiores al 1% antes del inicio de la nueva temporada apícola. Para conseguirlo, se aconsejan sistemas destinados a minimizar la producción de cría durante la fase del segundo tratamiento.
Los patrones explosivos de cría de la abeja negra ibérica, especialmente en situaciones en las que las colonias tienen una gran cantidad de cría pero relativamente pocas abejas adultas, pueden ocultar los verdaderos niveles de infestación por Varroa. Este fenómeno dificulta la detección precisa del ácaro o puede crear una falsa sensación de control durante los muestreos rutinarios.
Por el contrario, las interrupciones bruscas de la producción de cría debidas a condiciones meteorológicas adversas -comunes en los entornos en los que prosperan estas abejas- pueden desencadenar una reaparición masiva de Varroa, ya que los ácaros emergen de las celdas de cría y se concentran en la población de abejas adultas.
Esto subraya la importancia de considerar cuidadosamente:
Además, es necesario desarrollar nuevos modelos predictivos para comprender mejor y anticipar la evolución de la parasitación por Varroa en las colonias. Hasta que se disponga de tales herramientas, el enfoque más eficaz consiste en establecer muestreos periódicos regulares -por ejemplo, inspecciones mensuales- para proporcionar una evaluación más precisa y coherente de los niveles de infestación.
Imagen de cabecera © Diego Cano Cabanes para Adobe stock
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